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    Ana Rosa y Quintín, lo que se dice amor

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    Ana Rosa y QuintínAna Rosa Torres Hernández y Quintín Piedra Cardoso, ambos educadores de profesión en la provincia de Ciego de Ávila, consolidaron hace cerca de 30 años una  hermosa relación amorosa, que los convierte desde entonces, en un feliz matrimonio, que celebra orgulloso la fecha del 14 de Febrero.

    Fue una relación que surgió de la espontaneidad, pues Quintín, un muchacho que concluyó la enseñanza primaria en la apartada escuelita Celestino Morales de Caracol, en la zona de Patria y que luego decidió matricular en un curso emergente con la intención de impartir clases en Educación Obrero Campesina y que saltando dificultades llegó a ser maestro suplente en varios centros rurales del municipio de Morón, tenía pocos contactos con los educadores del perímetro urbano en Morón.

    Por el contrario, Ana Rosa, egresada  de la primera graduación de la Escuela Pedagógica Rafael Morales de esta localidad, ha tenido absoluta estabilidad en su trayectoria como educadora, pues primero laboró durante 20 años en la escuela Conrado Benítez y luego trasladada para el centro escolar José Martí, donde permanece en la actualidad.

    Pero, fue el sector de la educación, donde ambos derrochan pasión, entrega y dedicación, el que proporcionó accidentalmente la unión matrimonial de Ana Rosa y Quintín, porque cierto día coincidieron en una actividad emulativa, donde se conocieron. Recuerdan que intercambiaron sobre temas propios de la profesión, escuelas donde trabajaban y  hasta asuntos metodológicos incluidos en un ameno diálogo.

    No tardó mucho tiempo en que San Valentín interviniera también en aquella nueva amistad que devino en 1998 en la unión matrimonial de una pareja que encarna cada día  más su formal relación.

    Ana Rosa y Quintín desde entonces unieron a los quehaceres matrimoniales la ayuda mutua en las tareas como educadores,  porque coinciden en que han logrado una perfecta comunicación.

    Establecieron su nueva casa en la calle Fructuoso Rodríguez número 10 en la ciudad de Morón, donde conservan en un mismo cofre sus medallas Por la Educación Cubana.

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