Paradógicamente el joven Pedro Pablo Sánchez, el que más distante reside del Preuniversitario Nguyen Van Troi de Morón, fue el primero en llegar a esa institución educativa. "Vivo en el lejano reparto El Vaquerito y no quería ser hoy de los rezagados, por eso me levanté muy temprano y logré ser el primer en llegar", confiesa mientras descansa en uno de los bancos del parque Echeverría.
Más de seis meses sin actividad escolar por la pandemia, mantuvieron a este joven internado en su casa, viendo determinados espacios de la televisión, contactaba con sus amistades mediante internet, practicaba fútbol en el patio de su casa, todo ello sin apartarse del estudio individual y las teleclases.
Raiza, profesora de Español y Literatura en ese preuniversitario, se mostraba emocionada a su llegada a la escuela y con el puño cerrado multiplicaba saludos a los estudiantes.
Unos y otros se saludan, intercambian vivencias de estas jornadas que han sido más que una cuarentena. Todos portan un atomizador desinfectante, y los medios de protección establecidos. Hay risas, chistes y algarabía mientras se acciona el timbre que da la señal del reinicio del curso escolar. Bienvenidos nuevamente a las aulas.